Costa Rica

Costa Rica en la era de la posverdad: desinformación, poder y el libreto autoritario

Costa Rica en la era de la posverdad

La derecha populista contemporánea ha perfeccionado tácticas de desinformación y polarización para debilitar los contrapesos democráticos. En Costa Rica, el gobierno de Rodrigo Chaves ha replicado ese libreto con ataques sostenidos a instituciones, guerras de información y una narrativa que contrasta con investigaciones y señalamientos por corrupción. El resultado: un ecosistema público más confundido, más agresivo y menos confiado en sus árbitros.

La élite chavista parece decidida a desmontar, pieza por pieza, los contrapesos que estorban su proyecto, para rediseñar la democracia a su medida aunque eso suponga dinamitar las garantías que sostuvieron a la República por décadas.

1) El libreto global en la era de la posverdad

En la última década, múltiples liderazgos de derecha han impulsado una comunicación política que:

  • Desacredita a la prensa y a expertos para instalar una verdad oficial alternativa.
  • Repite afirmaciones falsas o engañosas hasta convertirlas en sentido común.
  • Polariza (“pueblo vs. élites”) para cohesionar bases y justificar medidas excepcionales.
  • Erosiona los contrapesos (justicia, contralorías, congresos, entes electorales) con el argumento de que “bloquean el cambio”.

Este esquema no es accidental: cuando la confianza en árbitros cae, la única voz válida pasa a ser la del líder.

2) Costa Rica bajo Chaves: tres ejes de tensión democrática

a) Choque con los contrapesos

  • Contraloría General: discursos y propuestas para recortar atribuciones, acompañados de un framing público que la presenta como “cogobernando” o “obstaculizando” proyectos.
  • Poder Judicial: narrativa persistente de “impunidad” y ataques directos a autoridades judiciales durante procesos sensibles.
  • Asamblea Legislativa: comunicación confrontativa y deslegitimación del órgano (acusaciones de obstruccionismo, “la vieja política”, etc.), que eleva la temperatura y bloquea acuerdos.

Efecto acumulado: una parte de la ciudadanía percibe a los contrapesos no como garantías, sino como enemigos del cambio. Ese giro cultural es profundo y difícil de revertir.

b) Guerras de información y “troles”

  • Uso de mensajería agresiva en redes, linchamientos digitales a críticos y difusión de contenidos virales con datos incompletos o falsos.
  • Amplificación coordinada (bots/troles/perfiles anónimos) para instalar marcos favorables y atacar reputaciones.
  • Clima de posverdad: el debate público se vuelve emocional, los hechos verificables pierden peso.

Efecto acumulado: los ciudadanos dejan de compartir un piso común de realidad, condición básica para cualquier democracia funcional.

c) Investigaciones y señalamientos por corrupción

  • Financiamiento electoral 2022: cuestionamientos e investigaciones sobre estructuras paralelas y opacidad en la captación de recursos.
  • Caso BCIE/comunicación gubernamental: acusaciones de desvíos y presiones desde círculos cercanos al poder.
  • Inmunidades y confrontación: antes que aclarar de fondo, prevalecen los marcos de “persecución política” y la movilización contra las instituciones que investigan.

Efecto acumulado: percepción de doble rasero (discurso anticorrupción vs. prácticas cuestionadas) y mayor cinismo ciudadano.

3) El rol de figuras clave y el ecosistema de troles

El oficialismo ha contado con vocerías con alto alcance como Pilar Cisneros, que combinan acusaciones mediáticas, contradicciones públicas y confrontación directa con opositores, periodistas y organismos de control. En paralelo, la economía de la atención premia el escándalo, y las redes sociales facilitan la tercerización de ataques (troles, cuentas anónimas, videos virales) que luego se reinyectan al circuito institucional. Resultado: se normaliza la política de trincheras y se trivializa la evidencia.

4) Riesgos estratégicos para la democracia costarricense

  • Desinstitucionalización gradual: si el ciudadano internaliza que “los contrapesos sobran”, el Ejecutivo puede concentrar poder sin gran costo político.
  • Incentivos perversos en comunicación: la mentira útil y la descalificación pasan a ser herramientas ganadoras.
  • Bloqueo de políticas públicas: la polarización dura dificulta acuerdos mínimos (seguridad, competitividad, reformas sociales).
  • Desafección cívica: cuando todo parece manipulado, crece la indiferencia o el aplauso al atajo autoritario.

5) ¿Qué debería vigilar la ciudadanía (y las élites responsables)?

  • Transparencia radical en contrataciones, financiamiento y conflictos de interés.
  • Verificación independiente y apoyo a periodismo de investigación (no es un lujo; es infraestructura democrática).
  • Cultura de evidencia en la discusión pública: premiar a quienes corrigen, no a quienes gritan más fuerte.
  • Fortalecimiento de órganos de control (recursos, autonomía, comunicación pedagógica).
  • Alfabetización mediática: escuelas, empresas y medios alineados para reducir el impacto de bulos.
  • Puentes políticos: pactos básicos entre adversarios para blindar justicia, contralorías y reglas electorales.

Costa Rica todavía tiene reservas institucionales y capital cívico para corregir el rumbo, pero el tiempo importa. La normalización del insulto, la mentira útil y el ataque a contrapesos no es un estilo: es estrategia. Y como toda estrategia, o se contrarresta, o se consolida.

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